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EL CICLO BIOLÓGICO DE LOS ODONATOS Y SUS DIFERENTES ETAPAS: 1.- INTRODUCCIÓN. EL HUEVO

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Mensaje  LIBELLULASMAN Sáb Dic 26, 2009 7:06 pm

INTRODUCCIÓN

Todos los Odonatos poseen un ciclo biológico parecido; transcurre desde que la hembra de la libélula coloca el huevo fecundado hasta la muerte del adulto. La vida de un odonato se divide en tres grandes períodos fundamentales cuyo conjunto constituye una generación: huevo, larva y adulto.

Una vez realizada la puesta, el huevo debe sufrir un período de maduración antes de eclosionar, durante el cual el embrión se desarrolla. Esta maduración embrionaria se realiza fundamentalmente en el agua, salvo en el caso de algunos Lestidae que pueden efectuarla en las partes aéreas de las plantas. Tras la eclosión aparece una pequeña larva o prolarva.

La fase larvaria es siempre acuática y comprende varios estadios. Cada estadio larvario termina con una muda llamada exuviación o ecdisis. Este período finaliza con la salida gradual y progresiva de la última larva fuera del agua. En este corto período, la larva, que ha comenzado su metamorfosis interna, adapta su fisiología respiratoria a la vida aérea futura del adulto, es decir: pasa de respirar el oxígeno contenido en el agua al oxígeno del aire. Esta fase se realiza gradualmente y la larva va acomodándose los últimos días antes de la exuviación a las condiciones que más tarde regiran el resto de su vida: su fase de imago. Finalmente, con la salida definitiva del agua se produce la muda imaginal o emergencia (exuvia), durante la que el adulto se libera de su cuerpo larvario y se transforma en un cuerpo dotado de alas y con respiración aérea.

Totalmente dedicada a la perpetuación de la especie, la fase adulta comprende un período de maduración, un período de reproducción y un período de envejecimiento que finaliza con la muerte del imago o adulto.

El número de generaciones que tienen lugar en un año (voltinismo) varía de una especie a otra e, incluso, tratándose de una misma especie, de una zona climática a otra. Las especies que no tienen más que una generación anual se llaman univoltinas, mientras que las que tienen más de una se denominan multivoltina”. Estas últimas pueden contar con dos generaciones anuales (especies bivoltinas), tres generaciones (especies trivoltinas), o cuatro generaciones anuales (especies cuatrivoltinas). Las especies que tienen un ciclo larvario más largo y que necesitan para su desarrollo más de un año se denominan semivoltinas (una generación cada dos años) o partivoltinas (una generación cada 3, 6 o incluso 10 años).


EL HUEVO

La forma de los huevos de los odonatos es variable: por ejemplo, son muy alargados y cilíndricos en las especies de puesta endofita (común entre algunos Zigópteros y, sobre todo en Aeshnidos, lo que permite una fácil inserción entre los tejidos vegetales), ovales en las especies de puesta epifita (como ocurre en Epitheca bimaculata); u ovoide o esférico como las especies de puesta exofita (Gomphidae, Cordulegastridae, Corduliidae, Libellulidae).

Las dimensiones de los huevos de una puesta endofita varían entre menos de 1 mm en Erythromma najas (0,9 x 0,17 mm) a casi 2 mm en Anax imperator (1,8 x 0,4 mm). Las dimensiones de los que provienen de una puesta exofita dependen en parte de la talla de las hembras, aunque esto no es una regla general. De este modo, Sympetrum sanguineum pone huevos más grandes (0,67 x 0,61 mm) que Orthetrum cancellatum (0,5 x 0,35 mm), siendo aquélla netamente más pequeña. Tras la puesta, el color de la mayoría de los huevos varía entre crema y marrón claro, colores crípticos con el medio en el que se encuentran (en algunas especies de puesta exofita los huevos se oscurecen y acaban por confundirse con su entorno, lo que permite escapar mejor de la predación).

Los huevos de algunas especies de puesta exofita están envueltos individualmente de una mucosidad protectora. Esta funda viscosa se hincha al contacto con el agua y permite que el huevo se adhiera a la vegetación sumergida cuando entra en contacto con ella. En otras especies, como Epitheca bimaculata, los huevos procedentes de una misma puesta están protegidos en un cordón gelatinoso de 15 a 20 cm de longitud, enrollado en una bola y sujeto al abdomen de la hembra. Este cordón de desenrollará y se hinchará rápidamente al contacto con el agua repartiéndose los huevos entre la vegetación sumergida.

La duración del desarrollo embrionario es muy variable en función de las especies y de las condiciones ambientales. En unas especies el desarrollo del embrión comienza tan pronto como se produce la puesta, continuando sin interrupción de modo que la eclosión de la prolarva puede suceder antes del invierno. En otras, la embriogénesis se interrumpe poco después de la puesta y no se reanuda hasta después del invierno (fenómeno llamado diapausa). La eclosión de la prolarva se traslada de este modo a la primavera siguiente. Esta diapausa puede permitir a la especie superar una estación desfavorable (invierno en las regiones frías, verano en las zonas secas) en un estado de latencia (afecta sobre todo a los géneros Lestes, Aeshna y Sympetrum así como a algunos Gomphidae y Corduliidae).

Durante el desarrollo embrionario los huevos son capaces de resistir condiciones ambientales en principio desfavorables, como la acidez (turberas, arroyos de agua ácida) o la salinidad del agua (ríos y marismas costeras o continentales salobres o saladas, manglares tropicales...), o incluso temperaturas elevadas de ciertos medios muy particulares como los géiseres norteamericanos en los que sobreviven y se reproducen especies mientras el agua no sobrepase los 35 grados centígrados. Temperaturas superiores a los 30 grados se registran igualmente durante los días soleados en las depresiones inundadas, marismas y turberas sin que esto les afecte. Por otra parte, los huevos de especies con eclosión aplazada pueden presentarse en invierno, con períodos largos de frío, sin que esto sea problema para su eclosión en primavera, de forma que la fase de diapausa constituye por sí misma una forma de resistencia a las condiciones invernales. Finalmente, las hembras de algunos Sympetrum tienen la curiosa costumbre de liberar sus huevos por encima de las zonas más expuestas de los ríos (S. sanguineum) o incluso sobre lagunas secas (S. flaveolum, S. meridionale), detectando de forma instintiva las que serán inundadas en otoño e invierno. Los huevos de estas especies se someten de hecho a una diapausa precoz no reanudándose la embriogénesis hasta después del invierno. Este mecanismo de latencia que se produce entre los géneros Lestes y Aeshna permite a estas especies colonizar tanto lugares que únicamente se inundan en invierno y primavera, como zonas muy frías en las que la supervivencia de las jóvenes larvas peligraría. Finalmente, en nuestra región, como gran generadora de desechos, los huevos de algunas especies llegan a soportar una polución moderada y llegan a buen término en aguas cuya calidad está sensiblemente degradada (cantidades limitadas de hidrocarburos, niveles reducidos de oxígeno, etc).
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